Análisis del Sporting 1-2 Tenerife
Los onces
Luis Miguel Ramis salió el pasado domingo al partido frente al Real Sporting con su 4-4-2 habitual pero con algunas rotaciones sobre todo en la línea defensiva con el fin de reservar a los apercibidos (Sergio González y Mellot) de cara al próximo encuentro frente a la UD Almería. Los sustitutos del franco derecho titular de la zaga blanquiazul fueron Shaq Moore y Carlos Ruiz, este último volvió a compartir pareja con José León y se les vio mucho más sólidos que en el encuentro anterior. Por lo demás, volvió el doble pivote titular (Alexandre y Aitor) y finalmente el técnico blanquiazul optó por Mario González en la punta de ataque en lugar de Enric Gallego, con el fin de que el ex del Braga pudiera explotar esos espacios que se generaban a la espalda de la defensa local.
Por parte del conjunto rival, Pep Martí optó por variar el esquema de sus dos primeros partidos en el banquillo, dejando así el 4-3-3 de lado y optando por el 4-2-3-1. La principal modificación vino en cuanto a la distribución de los jugadores sobre el campo y no tanto en relación a los nombres. El principal cambio fue la posición de Fran Villalba, quien había actuado como interior llegador en los últimos partidos en el 4-3-3, esta vez volvió a su posición natural: la media punta. Otra novedad fue la entrada de Gaspar Campos en el extremo derecho en lugar de Aitor García, más abierto de lo habitual y buscando constantemente la profundidad.
Atasco ofensivo en la primera parte
El comienzo del partido por parte del conjunto blanquiazul no fue para nada negativo, centrándose en esos primeros minutos en crecer a partir de tener el balón, buscando siempre que se podía las internadas de Shaq Moore por el lado derecho con el fin de que este buscara el centro, siendo el Tenerife también consciente de ello y cargando el área siempre con muchos jugadores (mínimo cuatro) en todas las jugadas. Con el paso de los minutos el equipo local se fue cada vez sintiendo más cómodo con balón, pero eso no hizo sufrir al equipo de Ramis prácticamente en ningún momento, ya que el papel del doble pivote en fase defensiva fue muy positivo tapando siempre las líneas de pase con Fran Villalba, quien suele ser el principal encargado de enlazar la línea de medio centros con la delantera.
Bien es cierto que el Tenerife se sentía cómodo defendiendo en su habitual bloque bajo, pero donde no estuvo nada acertado fue en las transiciones ofensivas a pesar de que el Sporting apenas ejerció una gran presión tras pérdida en ningún momento. El conjunto blanquiazul apenas pudo salir con rapidez una vez recuperaba el balón, siendo excesivamente conservadores en muchos momentos y desaprovechando la oportunidad de pillar a la defensa local descolocada con jugadores como Mario o Elady agresivos al espacio. Esto provocó que el Sporting apenas sufriera en una de sus principales debilidades, también debido al poco acierto tanto de los bandas (Bermejo y Mollejo) y la doble punta (Mario y Elady), que apenas pudieron conectar entre ellos y avanzar metros, siendo posiblemente una de las peores primeras partes en cuanto a juego ofensivo en lo que va de temporada.
Luis Miguel Ramis, otra vez
Otra vez lo volvió a hacer, no fue la primera y tampoco que será la última, el técnico blanquiazul volvió a cambiar el devenir del encuentro gracias a sus decisiones desde el banquillo, las cuales no tardó en tomar, ya que hizo dos modificaciones tras salir de los vestuarios en el tiempo de descanso: Andrés Martín y Enric Gallego. El jugador cedido por el Rayo Vallecano volvió a ocupar la banda derecha, que había ocupado en la primera parte Víctor Mollejo, pero con un rol mucho más participativo, abandonando mucho esa banda para dar una mayor libertad a Shaq Moore por ese frente y sumándose mucho por la zona del media punta, sirviendo en muchos momentos de enlace.
Por otro lado la lesión de Elady Zorrilla no provocó que el técnico blanquiazul cambiara de sistema y mantuvo el 4-4-2 de la primera parte con la entrada de Enric Gallego, que a diferencia de otros partidos en los que ha coincidido con Mario, fue el encargado de moverse más entre líneas y actuó más de segundo delantero, con la principal consigna de que los defensas centrales no tuvieran una referencia fija y fuera Mario el que estuviera más adelantado, intentando sacar el máximo provecho de esos desmarques cortos a la espalda de la defensa rival. Este rol diferente de Enric Gallego, que ya hemos visto alguna vez esta temporada, sobre todo cuando ha coincidido con Víctor Mollejo en esa doble punta, no le hizo estar más lejos del área, algo que suele pasar en partidos en donde el actúa como único punta, también provocado por la pausa que le ofrece al equipo Shaq Moore en esa banda derecha, quien tiende a tener la tranquilidad necesaria para esperar (dentro de lo posible) a los rematadores, y siempre centrando con sentido.
Esos dos cambios fueron los que cambiaron la cara por completo del conjunto blanquiazul, pero posteriormente la entrada de Sam Shashoua y Pablo Larrea le aportaron lo que necesitaba el equipo en el momento adecuado. A pesar de que sea obvio que el británico no está ni cerca del nivel del comienzo de temporada, su entrada siempre afecta directa o indirectamente al equipo dado que no solo es un jugador que juega sino que también hace jugar, lo que hace que mejore a los compañeros que tiene alrededor. Su aportación en el partido del otro día fue muy positiva pero también intermitente, algo lógico ya que no se encuentra en plenas condiciones.
La vuelta de Aitor Sanz
Volvió el capitán blanquiazul después de perderse el último partido frente al Real Valladolid por cumplir sanción, y su vuelta se notó desde el primer minuto. El centrocampista completó un partido sobresaliente, sobre todo sin balón, ganando muchos duelos y anticipándose a todas las jugadas a pesar de que estuviera amonestado desde el minuto doce de encuentro. Además tampoco se escondió con el balón, y hubo muchos momentos donde él fue el encargado de llevar la batuta del juego blanquiazul, bajando en muchos momentos a recibir a zonas más retrasadas para dar inicio a la jugada, también provocado por el mal partido de Alexandre con balón, quien no se mostró con confianza.
La entrada de Pablo Larrea en el segundo tiempo le dio mucha mayor libertad a Aitor Sanz para defender hacia adelante, siendo el recién ingresado el encargado de ser más posicional. Además se les vio una pareja muy sólida, cortando el ritmo del juego rival e impidiendo el avance rápido del Sporting de Gijón en todas las jugadas.
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