Análisis del CD Tenerife 0-1 UD Almería
Los onces
Luis Miguel Ramis siguió la línea continuista de la segunda parte de la semana pasada que le dio la victoria al Tenerife frente al Real Sporting, repitiendo así el 4-4-2 con Enric Gallego y Mario en la doble punta, y tanto Bermejo como Andrés ocupando las bandas. En cuanto a la línea defensiva, el técnico blanquiazul volvió a optar por tercera jornada consecutiva por José León y Carlos Ruiz en el eje de la zaga, además fue Jérémy Mellot el encargado de ocupar el lateral izquierdo, ante las bajas de Álex Muñoz y Carlos Pomares.
Por parte del conjunto visitante, la UD Almería salió con un esquema poco habitual como es el 5-3-2, dejando a un lado su habitual 4-3-3. El principal sacrificado por este cambio de sistema fue Arnau Puigmal, quien no fue de la partida y ocupó su posición Eguaras en ese centro del campo. César de la Hoz fue el encargado de ser el central diestro con el principal objetivo de cubrir las espaldas de Rodrigo Ely, quien no llegaba en el mejor momento físico y también con la idea de tener superioridad frente a la doble punta que planteaba el conjunto blanquiazul. Además la entrada del capitán en el eje de la zaga le proporcionó una salida más limpia de balón, aunque bien es cierto que en muchos momentos del encuentro no encontraban a ese jugador entre líneas que conectara con Ramazani y Sadiq.
Una adaptación express a un planteamiento sorpresa
El planteamiento inicial de la UD Almería pudo pillar descolocado a muchos, pero no al Club Deportivo Tenerife, quien se supo adaptar a la perfección al esquema de cinco defensas que propuso Rubi, modificando en cierta manera la manera de atacar respecto a los últimos partidos en los que el conjunto blanquiazul había jugado con una doble punta.
Como viene siendo habitual en los partidos en los que el Tenerife se enfrenta ante defensas de cinco hombres, el papel de los interiores fue fundamental bajando a intervenir a zonas más retrasadas de las habituales para poder atraer al rival y liberar así a los laterales en busca de constantes unos contra uno, o incluso en muchos 2 vs 1 frente al carrilero, en donde los blanquiazules salían beneficiados en la mayoría de ocasiones. Otro aspecto llamativo y que con el transcurso del encuentro cambió fue la altura en fase ofensiva de tanto Mario como Enric Gallego, quienes comenzaron actuando en la misma línea a diferencia del partido en El Molinón la semana pasada, en donde era Enric el encargado de descolgarse más. Esto con el paso de los minutos fue modificando y cada vez fueron tomando alturas distintas, pero siendo esta vez Mario el que abandonaba esa lucha con los centrales para disputar los balones divididos.
A la hora de salir jugando desde atrás, la alternancia en cuanto al centrocampista que bajaba junto a los centrales era mayor, incluso siendo esta vez Aitor Sanz el principal encargado de retrasar su posición, teniendo así Alexandre Corredera algo más de libertad en la siguiente altura, la cual no pudo ser aprovechada ya que el Tenerife no consiguió encontrar con tanta frecuencia como es habitual el lado débil de la defensa almeriense, la cual al estar conformada por cinco hombres, la basculación era más rápida y no daba pie a la sorpresa. También hay que hacer hincapié en el papel de Andrés Martín, que intervino más del doble de lo habitual pero no fue capaz de encontrar esos espacios a la espalda de Samú Costa, que podrían haber generado peligro a la defensa del Almería, también en gran parte porque se abusó en muchos momentos del juego directo hacia la zona de Rodrigo Ely y César De la Hoz, y no hubo demasiada elaboración por el carril central (tan solo un 22% de los ataques fueron por esa zona).
El Club Deportivo Tenerife se volvió a mostrar muy sólido en la defensa posicional, aunque bien es cierto que cometió una serie de desajustes que provocaron en algunos momentos que la UD Almería pudiera circular con mayor facilidad, especialmente cuando los interiores saltaban a los centrales, dejando así al carrilero libre. También destacar el partido de la línea defensiva blanquiazul, pero sobre todo el de la pareja de centrales, quienes se adaptaron a la perfección a la doble punta que planteó el conjunto almeriense y apenas dieron oportunidades ni a Sadiq ni a Ramazani a pesar de que sobre el papel tuvieran las de ganar.
Siempre Aitor Sanz
En un partido en el que se podía prever complicado para el doble pivote, sobre todo ante la inferioridad a la que estaban sometidos ante el esquema planteado por Rubí, el centro del campo blanquiazul realizó un trabajo defensivo sobresaliente, siendo conscientes en todo momento el cuando, como y donde saltar para poder recuperar el balón. El principal responsable de esto fue Aitor Sanz, quien apoyado de Alexandre Corredera, aportaron una actuación muy positiva.
El capitán blanquiazul estuvo imperial tanto en la faceta ofensiva como en la defensiva, siendo esta última la más destacada sin ninguna duda, ya que consiguió robar una gran cantidad de balones que lamentablemente posteriormente no pudo poner a disposición de sus compañeros para que estos pudieran transitar con rapidez. Por lo demás su aportación fue sobresaliente en cuanto a las ayudas defensivas tanto a la banda derecha como a la pareja de centrales, replegando muy bien y con una gran toma de decisiones a la hora de ir al corte.
Como comentamos anteriormente también tuvo un papel más relevante en salida de balón respecto a otros partidos, pero no tuvo esa capacidad para filtrar pases que rompieran líneas también debido a la poca movilidad que existía por los pasillos interiores, siendo el pase al lateral el único visible, y el cual se está convirtiendo en una de las principales armas del Club Deportivo Tenerife.
Sin acierto en los cambios
El técnico blanquiazul decidió dar entrada tan solo a tres jugadores desde el banquillo para intentar remontar el partido. El primer jugador en entrar fue Larrea en lugar de Alexandre, conformando así un doble pivote más sólido pero sin esa fluidez en la circulación; fue a partir de ese momento donde Aitor Sanz tomó las riendas del equipo en la elaboración y Larrea el que ocupó el siguiente escalón, pero bien es cierto que esta idea no funcionó dado que el Tenerife no fue capaz de encontrar a la siguiente línea con claridad.
Con el paso de los minutos Ramis decidió dar entrada a Sam Shashoua por Álex Bermejo, quien estaba siendo uno de los principales agitadores del conjunto blanquiazul. A diferencia de otros partidos el británico ocupó la banda izquierda y no se le vio nada cómodo en esa posición, y apenas fue capaz de aportar cosas diferentes al Tenerife, también debido a su bajo estado de forma actual. Por último la entrada de Víctor Mollejo en lugar de Aitor Sanz, lo cual hizo que Sam se desplazara al doble pivote y Mollejo a la banda izquierda con el objetivo de tener un mayor dinamismo en el frente de ataque pero la verdad es que no fue posible. A la falta de movilidad por delante de la línea de balón se le añadió la mala ocupación de los espacios por parte de los jugadores, impidiendo así que pudieran haber combinaciones para llevar jugadas de ataque con peligro, abusando del pase horizontal.
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