ANÁLISIS del CD Tenerife 2-0 SD Ponferradina
Los onces
El Club Deportivo Tenerife salió con un once titular en el que las principales novedades fueron las entradas de Enric Gallego en punta y de Álex Muñoz, en lugar de Nono y Pomares respectivamente. Por lo demás Luis Miguel Ramis mantuvo su 4-2-3-1 habitual, con Elady en izquierda, Bermejo en derecha y Corredera acompañando a Michel en el doble pivote.
Por otra parte Jon Pérez Bolo siguió apostando por su 4-4-2, con las únicas novedades de Lucho García, sustituto de Amir, y de Iván Rodríguez en lugar de Paris Adot. El plan del técnico de la SD Ponferradina fue el mismo que en los anteriores partidos pero tan solo pudieron imponerlo en los primeros minutos del encuentro, dado que después se vieron muy superados por el conjunto blanquiazul.
La importancia de ser los dueños del balón
El partido comenzó con una Ponferradina propositiva, que buscaba hacer daño mediante la circulación de balón y no a través de las transiciones. No fue un inicio fácil para el equipo de Ramis, que a pesar de poder salir en algún momento con velocidad sufrió en exceso tanto con Ojeda como con Naranjo, ambos indetectables en los primeros minutos de partido. Además, se apreció como el doble pivote blanquiazul no es el más indicado para vivir sin balón, ya que son jugadores que les gusta defender hacia adelante, y en ocasiones dejan mucho espacio a sus espaldas que después les cuesta recuperar, dado que correr hacia atrás no es uno de sus puntos fuertes.
El partido cambió en el momento en el que tanto Alexandre como Michel comenzaron a entrar en juego, alternándose ambos las alturas y perfiles, y ocupando perfectamente los espacios, si uno bajaba a la base a formar línea de 3 para dar salida al balón, el otro ocupaba ese escalón intermedio entre los defensas y la media punta, zona que apenas fue ocupada en el partido frente al Oviedo. Esto hizo que el Tenerife tuviera una mayor fluidez en el juego en esa zona de tres cuartos, girando constantemente al rival y triangulando a pocos toques para generar ventajas por fuera.
El juego interior
A diferencia del otro día contra el Oviedo, cuando el conjunto blanquiazul apenas atacó por el pasillo central (18%), en este partido sí volvimos a ver a un Tenerife que basó su ataque por las zonas centrales (27%). Aparte de Míchel y Alexandre, otro responsable de esto fue Elady Zorrilla, quien provocaba desajustes defensivos constantes en la defensa rival con sus diagonales, empezando en izquierda y acabando en algunos momentos en derecha, buscando sorprender, dado que Enric era el encargado de fijar a la pareja de centrales, además de dejar ese carril exterior para Álex Muñoz.
Con la entrada de Víctor Mollejo, esto se acentuó mucho más dado que ocupó esa posición de interior que potenció a los jugadores que tenía a su alrededor, ya que atrajo mucho volumen de juego (24 intervenciones) y creó espacios que pudieron aprovechar sus compañeros. Otro aspecto importante que se vio más en la segunda parte fue la gran cantidad de opciones que tenía el poseedor de balón, agrupando así muchos jugadores alrededor del esférico ya fuera para combinar de manera rápida mediante triangulaciones o para poder realizar una gran presión tras pérdida.
La presión tras pérdida
El poco sufrimiento que tuvo el Tenerife en los segundos 45 minutos fue gracias a que impidió que la SD Ponferradina pudiera salir al contragolpe una vez recuperaran el balón. El conjunto blanquiazul lo desactivó con una gran presión tras pérdida, donde siempre se encontraban en superioridad ante el poseedor del balón, eso provocaba que este se deshiciera de él o que se volviera a recuperar la posesión en campo rival pillando desordenado al rival. No solo estuvieron acertados los más cercanos al balón, sino los que estaban más alejados también estaban pendientes constantemente de las vigilancias defensivas.
La aportación de los suplentes
No era un partido fácil para aquellos jugadores que entraban desde el banquillo, debido al ritmo al que se estaba disputando y la alta intensidad que había en cada duelo que se disputaba. Pero eso no afectó a los suplentes del Tenerife, que cayeron de pie sobre el césped, sobre todo Pomares, Mollejo y Larrea, quienes demostraron un gran nivel y entendieron a la perfección lo que necesitaba el equipo en cada momento. Igual que pudo estar algo desacertado Ramis frente al Oviedo en la dirección desde el banquillo, mucha culpa esta victoria ante la Ponferradina es gracias a él, que supo explotar a la perfección sus virtudes y sacar a relucir los problemas del conjunto berciano, que hasta ahora no se habían podido ver.
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