Análisis del Málaga CF 1-0 CD Tenerife
Los onces
Luis Miguel Ramis se vio en la obligación de dar descanso a dos de sus jugadores más importantes como son Mellot y Sam Shashoua por precaución, aunque la suplencia del británico trajo consigo la titularidad de Mollejo junto a Enric Gallego, dupla que había funcionado a la perfección la pasada jornada frente al Girona. Con Enric un pasito por detrás de Mollejo el técnico blanquiazul lo que buscaba era que este último se encargara de fijar a los centrales para que después Enric estuviera más liberado en el corazón del área y potenciara mucho más los centros tanto de Shaq Moore como de Álex Muñoz. Por lo demás fue todo lo esperado, mantuvo a Elady en banda izquierda y Sipcic siguió acompañando a José León en el eje de la defensa.
Por parte del conjunto local, Jose Alberto se vio con la necesidad de dar entrada a Iván Calero por el internacional Víctor Gómez en el lateral diestro y también dio entrada a Jozabed en la media punta para que atacara esas espaldas de los mediocentros. Es por ello que varió su 4-4-2 habitual a un 4-2-3-1 en donde Brandón aparecía más por banda aunque tendía a aparecer por dentro en muchas ocasiones.
La dupla Mollejo-Enric Gallego y la desconexión
El técnico blanquiazul planteó un partido similar al de Pucela, en donde el conjunto blanquiazul buscaba esperar en propio campo un error del rival para poder salir rápido en transición de la mano de Enric Gallego, quien tenía como objetivo descargar rápidamente para activar a la segunda línea. Los primeros minutos junto a Mollejo fueron bastante positivos, modificando posiciones constantemente y apareciendo en todo momento a las espaldas de los mediocentros rivales con la idea de crecer después por fuera con los laterales ya incorporados; el jugador cedido por el Atlético de Madrid supo durante la primera media hora cuándo y dónde aparecer para potenciar tanto a sus compañeros como para hacer daño al rival en esas zonas intermedias.
El juego ofensivo blanquiazul se desvaneció a partir del minuto 20 de encuentro, en donde un mejor ajuste defensivo en esas presiones adelantadas desactivó completamente a Mollejo, única salida tras recuperación por parte del Tenerife. A esto también se le sumó la poca capacidad de romper líneas mediante el pase por parte del doble pivote del Tenerife, quien volvió a mostrar dificultades para crear peligro a través de un ataque más posicional y en donde la mayoría de jugadas acababan en centros que no ponían en apuros a los centrales malaguistas, los cuales eran muy fáciles de defender.
Problemas del pasado
Nuevamente el Tenerife volvió a sufrir en exceso sin balón, no tanto en cuanto a ocasiones recibidas pero sí en cuanto a la incapacidad para robar en zonas determinadas para poder lanzar transiciones rápidas. El primer desajuste se produjo en la presión adelantada que propuso el conjunto blanquiazul, la cual en muchos momentos se producía tarde, lo que provocaba que los jugadores del Málaga pudieran salir con cierta facilidad y atacar a campo abierto a una línea defensiva que se mostraba muy expuesta en muchos momentos.
Además la presencia de un media punta con la movilidad de Jozabed volvió a dar muestras de los problemas que tiene el Tenerife a las espaldas de su doble pivote, en donde había momentos en donde existía un gran espacio entre estos y la línea defensiva que aprovecharon a la perfección no solo Jozabed sino que también Paulino y Roberto. Este problema se dio ya que tanto Alexandre como Aitor Sanz saltaban a zonas donde no debían hacerlo, generando así espacios a sus espaldas que supieron ocupar muy bien estos jugadores para después llegar a través de las bandas sobre todo de la mano de Calero.
La altura de Sam Shashoua
La entrada del británico al terreno de juego en la última media hora aportó al conjunto blanquiazul una mayor frescura en la elaboración pero no aportó ideas nuevas en los metros finales, en donde los centros siguieron sin incomodar a la zaga visitante. La poca capacidad para crear por parte del doble pivote visitante provocó que Sam tuviera que bajar un escalón para dar una mejor circulación al juego en fase ofensiva, lo que le alejaba de la zona donde suele ser más diferencial, la cual suele ser las inmediaciones del área. Esto provocó que el Tenerife llegara a zonas de peligro con mayor rapidez pero no con mayor claridad, dado que el fin siempre era el mismo: el centro.
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