ANÁLISIS del R. Oviedo 0-0 CD Tenerife
Los onces
Luis Miguel Ramis salió al Carlos Tartiere con su 4-2-3-1 habitual con la única novedad de Nono por Sergio González respecto al último partido, teniendo que mandar así a Alexandre Corredera al doble pivote junto a Michel Herrero. Con esto el técnico blanquiazul buscaba tener un mayor dominio del balón y vivir el mayor tiempo posible en tiempo contrario dado que ese centro del campo sin balón sufre mucho.
Sin embargo, el Real Oviedo salió con el mismo once que frente a la UD Almería, manteniendo así el 4-3-3 con Sangalli y Mier como interiores. Tampoco en esta tercera jornada dio entrada en el equipo titular a las nuevas incorporaciones en ataque como Jirka, Borja Bastón o Aias, pero que sí que tuvieron su cuota de protagonismo avanzada la segunda parte.
Excesivo juego por los carriles exteriores
Si en algo se ha caracterizado el Tenerife en estas primeras jornadas es por su gran capacidad para acumular jugadores en pasillos interiores y crecer a partir de combinaciones cortas en esa zona de tres cuartos, como se pudo ver la semana pasada frente al Sporting, dejándoles así los carriles exteriores a los laterales. Pero en el partido de ayer eso no sucedió, el conjunto blanquiazul tan solo basó el 18% de sus ataques por el centro, dejando muy abandonada la zona central debido a que tanto Bermejo como Nono apenas ocuparon pasillos interiores para atraer el juego por ahí, además de que Elady Zorrilla no es nueve fijo y abandonaba mucho esa zona central para caer a la banda.
Si en algo brilló el Tenerife en el día de ayer fue con su salida de balón desde atrás de la mano de Alexandre y Michel Herrero, sobre todo el primero era el encargado de bajar a la base para iniciar las jugadas y aportando siempre sentido a las jugadas pero sin capacidad de conectar con la línea de media puntas, sobre todo con Sam Shashoua, quien apenas recibió en ventaja para encarar a la defensa rival. Era muy visible ese escalón entre el doble pivote y la media punta, lo que muchas veces provocaba cierta precipitación queriendo acabar las jugadas lo antes posible con centros muy previsibles, que apenas inquietaron a la defensa del Real Oviedo, dando a entender en algunos momentos que no existía plan alguno para la fase ofensiva.
Poca mano desde el banquillo
Tras la primera parte blanquiazul el partido pedía un giro de planteamiento, sobre todo para poder conectar con la línea atacante con más facilidad y así potenciar al jugador más diferencial del equipo, Sam Shashoua. Sin embargo Luis Miguel Ramis optó por seguir el mismo plan y se volvieron a ver los mismos problemas que en la primera parte. Aún así la circulación de balón mejoró notablemente pero no se consiguió llegar en ningún momento a esa zona de tres cuartos para generar peligro al rival.
Con la entrada de Enric Gallego el conjunto blanquiazul basó su juego en balones directos hacia él para crecer a partir de las segundas jugadas, esto sí que hizo que la defensa carbayona sufriera más. Esta nueva propuesta hizo que Corredera se desactivara más en la creación y aparecieran más los media puntas, quienes a pesar de seguir ocupando carriles exteriores sí que generaron algo de peligro.
Luis Miguel Ramis no supo imponer su idea desde un inicio y tampoco supo como modificarla en la segunda parte, no tanto en cuanto a caras nuevas sino también en cuanto a posibles roles que podían actuar los diferentes jugadores que habían en el campo para potenciar más a la línea atacante, los cuales los más perjudicados fueron Sam y Elady, este último perdiendo prácticamente todos los duelos frente a los centrales debido a la falta de apoyos que recibía.
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