Análisis del R. Valladolid 0-2 CD Tenerife
Los onces
El Club Deportivo Tenerife no modificó su idea a pesar de enfrentarse al Real Valladolid, repitiendo así el once que sacó frente a la Ponferradina con la única novedad de Mollejo, que entró por el lesionado Álex Bermejo. Por lo demás, mantuvo su esquema habitual, aunque Sam Shashoua fue más acompañante de Enric que media punta, buscando así emparejar a los tres centrales con los dos delanteros, sobre todo para que Gallego no se viera en tanta inferioridad.
Sin embargo, Pacheta sí que introdujo cambios respecto al último partido frente al Burgos, en el que perdieron 3-0. El técnico incluyó en el once a Queirós, Luis Pérez, El Yamiq y Weissman por Fede San Emeterio, Janko, Javi Sánchez y Cristo González respectivamente. A pesar de ello mantuvo el 3-4-2-1, donde Rubén Alcaraz abandonó la posición de central que ocupó en el último encuentro y volvió al medio centro, acompañando a Roque Mesa.
Una primera parte de pros y contras
El Club Deportivo Tenerife salió con un plan mucho más reactivo a lo que hemos visto en este inicio de temporada, pero también lógico dada la entidad del rival y su modelo de juego. El conjunto blanquiazul cedió por completo la posesión al rival mientras que esperaban en bloque bajo para salir a la contra una vez recuperaran el balón y así explotar al máximo la velocidad de Sam, Mollejo o Elady. No tardó en llegar la recompensa, dado que el Tenerife se adelantó en el marcador antes del primer cuarto de hora en una contra en la que tan solo le bastaron 3 pases para llegar al área contraria, demostrando así el poderío blanquiazul en las transiciones.
Bien es cierto que tras este gol inicial vimos a un Tenerife con algunas dudas y con ciertos problemas para tapar las llegadas del Real Valladolid, quienes llegaban con mucha facilidad al interior del área pero que después la toma de decisiones no siempre era la correcta. Este 3-4-2-1 que planteaba Pacheta fue indefendible en muchos momentos por parte del Tenerife, sobre todo porque acumulaban muchos jugadores por delante de la línea del balón, provocando así cierto desconcierto entre el centro del campo blanquiazul, que en ciertas ocasiones se veían en inferioridad. El Tenerife volvió a sufrir en exceso a las espaldas de los medios centros, algo que viene siendo habitual en los últimos partidos. Durante bastantes minutos de la primera parte existió un gran espacio libre entre el doble pivote y los centrales; esto se generaba porque ni Alexandre ni Michel sabían cuando y a quién saltar, lo que en muchas ocasiones generaban espacios a sus espaldas, que después les costaba recuperar dado que no son los mejores corriendo hacia atrás.
Poco a poco el Tenerife fue capaz de llevar el partido a su terreno, bajándole el ritmo y obligando a que el Valladolid apenas encontrara espacios y que sus posesiones fueran estériles. Esto provocó que el conjunto blanquiazul pudiera recuperar en zonas más adelantadas y así lanzar transiciones para explotar las debilidades de la defensa blanquivioleta, que sufría mucho corriendo hacía atrás y el equipo de Ramis le supo sacar el máximo provecho.
Cambio de sistema sin obtener recompensa
Desde el primer minuto de la segunda parte Pacheta modificó el pan inicial introduciendo a un delantero como Sergio León y dejando en el banquillo a Kiko Olivas. Esto hizo que el conjunto pucelano pasara a jugar en un 4-4-2 y de forma mucho más directa, esto benefició totalmente al Tenerife que siempre estuvo bien colocado y no sufrió tanto como en los primeros 45 minutos, dado que tenían las líneas más juntas y había menos rivales entre líneas. Además, el conjunto blanquiazul comenzó a encadenar posesiones largas con la intención de bajarle el ritmo al partido y lo consiguió, impidiendo así que el Valladolid pudiera imponer su idea.
Enric Gallego, una bombona de oxígeno para el ataque blanquiazul
A pesar de que tanto Alexandre como Michel prefieren un tipo de partido más proactivo, en el que sean ellos los encargados de dominar a través de la posesión, para Enric Gallego es todo lo contrario, ya que vive mucho mejor siendo el hombre boya y lanzando a la segunda línea para crear peligro en las transiciones ofensivas. En un partido en el que la principal idea era jugar un juego mucho más directo, ahí estuvo Enric, que disputó un total de 20 duelos y ganó la mitad de ellos. Fue siempre incómodo de defender para los centrales, quienes volvieron a demostrar sus problemas en la defensa del juego directo, y además tuvo la frialdad de elegir prácticamente en todas las ocasiones al mejor receptor posible, siendo estos pases claves para activar a jugadores como Sam, Mollejo o Elady.
De nuevo, Ramis acierta en los cambios
Aunque el resultado de la segunda parte fuera de 0-0 y el de la primera de 0-2, los segundos 45 minutos del conjunto blanquiazul fueron mejores que los primeros, sobre todo porque pudieron implantar su plan y desconectar por completo al ataque pucelano. Mucha culpa de ello la tienen también los jugadores que salieron desde el banquillo, quienes entendieron a la perfección lo que necesitaba el equipo y supieron ponerlo en práctica sobre el terreno de juego. La entrada de Rubén Díez ayudó al Tenerife a dar un mayor control del balón, además de generar peligro cuando era necesario; la entrada tanto de Larrea como de Sergio ayudó a fortalecer el centro del campo, este último entro primero ya que el Valladolid estaba buscando un juego más directo y una de las principales virtudes del ex del Cádiz es su poderío aéreo. Posteriormente, la entrada de Apeh y Moore aportaron frescura tanto en el lateral derecho como en la punta, ayudando así a alargar el campo y generar peligro al rival.
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