Análisis del SD Amorebieta 1-1 CD Tenerife
Los onces
El Club Deportivo Tenerife salió al primer partido del año fuera del Rodríguez López con el 4-2-3-1 habitual, pero con dos variaciones respecto al once que sacó Luis Miguel Ramis la jornada pasada en el derbi canario. Tanto Sergio González como Elady no fueron de la partida, y fueron sustituidos por Sipcic y Mollejo respectivamente, mandando así a Álex Bermejo a su posición natural, la de interior izquierdo. Además la entrada en la convocatoria tanto de Rubén Díez como de Shaq Moore hizo que el técnico blanquiazul tuviera un abanico más amplio para cambiar el rumbo del partido con el paso de los minutos.
Por parte del conjunto local, Iñigo Vélez recuperó a prácticamente todos los jugadores que fueron baja en el último encuentro y sí pudo sacar un once competitivo. Mantuvo su esquema habitual, el 5-3-2, y planteó el partido esperado, en donde cedió por completo el balón al conjunto blanquiazul con la idea de robar y poder llegar al área en la menor cantidad de toques posibles, intentando sacar así el máximo provecho de la doble punta conformada por Guruzeta y Obieta.
Sin ideas en los últimos metros
El Club Deportivo Tenerife volvió a dar muestras de la poca capacidad que tiene el equipo para generar ocasiones de peligro ante rivales que se posicionan en un bloque bajo, como fue el caso de la SD Amorebieta el pasado viernes. Desde el primer minuto el conjunto dirigido por Íñigo Vélez cedió la iniciativa al Tenerife, siendo conscientes también de los problemas que suele tener el equipo blanquiazul en las elaboraciones de las jugadas en ataques posicionales.
Es por ello que Luis Miguel Ramis intentó introducir algunas variantes con el objetivo de poder hacer daño a ese bloque defensivo, en el que se colocaban todos los jugadores por detrás de la línea del balón con una actitud pasiva, sin importarle en exceso la circulación en la primera línea de ataque del conjunto blanquiazul. Uno de los cambios respecto a los últimos partidos fue la altura que ocuparon tanto Aitor Sanz como Alexandre, los cuales ocupaban el mismo escalón, incluso en algunos momentos en salida en donde ningún centrocampista se incrustaba en el eje de la zaga y ambos ocupaban la misma línea por delante de los centrales; la pasividad del Amorebieta en salida hacía que la línea de tres fuera en muchos momentos innecesarias y además con esto el Tenerife ganaba un efectivo más en la medular para conectar con la siguiente línea con mayor facilidad. Esto fue variando durante el transcurso del partido, ya que hubieron compases en donde si se formaba esa línea de tres para tener una circulación más limpia y poder conectar así con las bandas con mayor facilidad. A diferencia de los últimos partidos, el principal encargado de darle una salida al equipo fue Aitor Sanz, liberando un poco más a Corredera, dándole así una mayor libertad que no pudo aprovechar.
Otro aspecto llamativo para poder atacar esta defensa de cinco hombres que planteaba el pasado viernes la SD Amorebieta fue la posición de los interiores y la diferencia de roles entre ambos. En el caso de Mollejo, que ocupaba el interior derecho, tenía la consigna de bajar mucho su posición con el objetivo de atraer y generar un espacio que pudiera aprovechar Mellot. Mientras que por el otro perfil estuvo Álex Bermejo, quien apareció menos de lo habitual por carriles centrales y tuvo el objetivo de fijar para que Sam pudiera caer por esa banda y generar superioridad. La única vía de ataque por parte del Tenerife fue la banda derecha ya que en la izquierda la acumulación de jugadores impedía las triangulaciones y hacía que se ensuciaran mucho las jugadas.
El Club Deportivo Tenerife volvió a demostrar problemas para generar peligro, pero no tanto para llegar a esa zona de tres cuartos, también facilitado por el bloque tan bajo que planteó el rival. Al fin y al cabo las ocasiones más claras del conjunto blanquiazul llegaron gracias al balón parado y a transiciones rápidas en las que se activó la segunda línea con velocidad y pillar así descolocada a la defensa rival. Pero por lo demás el equipo de Ramis no pudo crear serias ocasiones de peligro a partir de ataques posicionales.
Sin concesiones atrás
Si algo ha demostrado el Tenerife en este curso son sus problemas para defender las transiciones del rival una vez este sea capaz salir de la presión alta que suele ejercer el conjunto blanquiazul cuando tiene una pérdida de balón. Y el partido del otro día frente al Amorebieta daba la sensación de que podía ser uno de esos en los que el conjunto de Ramis podía sufrir en exceso a campo abierto, sobre todo al acumular tantos jugadores por delante de la línea de balón y con esa doble punta muy física del rival, que tenía todas las de ganar para imponerse en los duelos. Pero no fue así y el equipo blanquiazul realizó un trabajo sin balón excelente, en donde no dio ninguna oportunidad al Amorebieta de poder salir en transición y ganando la mayoría de duelos los jugadores tinerfeñistas, tanto los centrales como la pareja de mediocentros. Además la rápida recuperación del balón favoreció a que los reinicios fueran mejores y que el Tenerife pudiera atacar nuevamente.
El triple cambio
El primer jugador en entrar desde el banquillo en la segunda parte fue Elady Zorrilla, quien entró por Álex Bermejo en ese interior zurdo, aunque a diferencia de este, el ex del Cartagena sí que estuvo más participativo por los pasillos centrales, abandonando en muchos momentos la banda con el objetivo de intervenir más en la elaboración y apareciendo desde segunda línea, aunque en ningún momento fueron capaz de encontrarle.
Con el paso de los minutos Ramis optó por realizar un triple cambio, en el que entraron Rubén Díez, Shaq Moore y Michel Herrero por Sam Shashoua, Mellot y Alexandre respectivamente, manteniendo a Aitor Sanz sobre el terreno de juego con el fin de que le aportara un mayor equilibrio al conjunto blanquiazul y fuera clave para impedir las transiciones rivales a pesar de estar amonestado. Por otro lado, la entrada de Rubén Díez hizo que Mollejo ocupara esa posición de segundo punta por detrás de Enric, aunque era éste el que tendía a aparecer más para entrar en juego; también se le dio mucha más altura a los laterales, siendo estos los únicos encargados de aparecer por los carriles exteriores y Michel fue el encargado de iniciar desde atrás, incrustándose en muchos momentos entre los centrales.
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