Ale Luis Rolo. “Mucho tiempo”
Lo mejor que le puede pasar a un futbolista es tener mucho tiempo para pensar. En la época de presiones adelantadas, lo que se busca es eso: que el jugador contrario no tenga tiempo ni espacio para ejecutar la mejor opción. Sin embargo, lo peor que le puede pasar a una persona es tener mucho tiempo para pensar.
Ayer estaba aburrido en mi casa, leí lo que cobra Messi y me dio por pensar. A mí. Que uno de mis problemas es escribir sin pensar. Qué cosas. “Qué hubiera sido del astro argentino si Carles Rexach no hubiera tenido un papel y un boli a mano”, pensé. “Qué sería de Messi si sus padres hubieran emigrado a Europa, pero no para llevar a su hijo a una de las mejores canteras del mundo, sino para residir en las Islas Canarias y ganarse la vida como buenamente puedan”, me dije.
Visualicé a un Leo carnal. Vamos, lo opuesto al icono mundial que es ahora. De carne y hueso. Al que sólo conocieran los del pueblo porque se pasa las tardes tirándole caños a los bancos de la plaza y quitándole las telarañas a las esquinas de los columpios. Me dio por pensar que si Messi no fuera el mejor jugador de la historia, el futbolista más rentable del mundo y no ganara mucho dinero, igual sería uno más de mis colegas. E imaginé, en uno de esos tantos partidos que echamos en la playa mis amigos y yo cada verano, a este regatear a todo dios mientras nosotros le recriminamos entre aspavientos: “¿¡Niño qué!? ¡Suelta una, viejo! ¿¡Quién te crees ahora!?, ¿¡Maradona o qué!?”.
Al igual que ayer estaba aburrido en mi casa y me dio por pensar, antes de ayer estaba ocupado con el dermatólogo y no me dio por pensar en nada. Me dijo, después de evaluarme, que tenía un carcinoma basocelular, un cáncer de piel muy frecuente en las personas. Yo no dije nada porque no sabía ni qué decir, también les digo que si no dije nada es porque no sabía ni en qué pensar. De camino al coche, ya con tiempo, si pensé en dos cosas: que me iba a curar y en poner música para no pensar.
Si la vida de Messi dependió, en cierta medida, de una servilleta, me gusta pensar que mi vida dependerá de un hilo. Y, puestos a pedir, que ese hilo sea el de Coniglio. Soy una persona que aprendió con el tiempo a tener cero dependencia emocional. En el supuesto de que algún día mi vida dependa de algo, que sea de un hilo, porque seguramente será para mal. Y si hay algo malo en mi vida es ese hilo. Se cerraría el círculo, por tanto.
Aquel día escribí sin pensar. Aquel día también estaba aburrido. Si lo mejor que le puede pasar a un futbolista es tener mucho tiempo para pensar, lo peor que le puede pasar a una persona es tener mucho tiempo para pensar.
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