Carlos Elorrieta. “’Vozka’ con basket”
Comienza una de las competiciones señaladas con subrayador fluorescente en el calendario del Lenovo Tenerife. El equipo aurinegro se encuentra desde el pasado lunes en la ciudad de Nizhny Novgorod, en donde disputarán la Final Eight de la quinta edición de la Basketball Champions League, siendo la cuarta presencia del club tinerfeño en una fase final en la que debido a la pandemia que azota este planeta vuelve a repetirse con el formato de ocho equipos.
Tras haber dejado atrás el episodio en el que fue protagonista Gio Shermadini, quien tuvo que esperar casi veinticuatro horas para poder ingresar en el país ruso debido supuestamente a irregularidades en su visado, el grupo entrenado por Txus Vidorreta se centra en el primer rival que tendrá en cuartos de final que no es otro sino el conjunto francés del SIG Strasbourg. Un equipo que había perdido sus tres primeros partidos en el “sweet sixteen” aunque finalmente fue capaz de cambiar de dinámica y ganar los tres últimos para terminar clasificándose como segundo de su grupo.
No quieren los aurinegros dar facilidades a los Jefferson, Bohacic, Colson y compañía y para ello no se deben repetir los errores del pasado domingo ante el Urbas Fuenlabrada, teniendo claro el aficionado canarista por supuesto que todo ello ha sido corregido tanto por el cuerpo técnico como por los jugadores. Ellos son quienes saben hacer ese baloncesto que les ha llevado a estar luchando por este segundo título de la competición europea, y a buen seguro que van a poner lo mejor de cada uno para que la primera victoria abra el paso a las semifinales.
Intensidad defensiva, buena circulación de balón, ejecución correcta de los “pick and roll” y acierto en el tiro exterior son factores que se antojan determinantes para que ese primer triunfo caiga del lado aurinegro, aunque sería un error subestimar el poderío del actual tercer clasificado de la liga francesa, por lo que habrá que salir con la mayor intensidad desde el primer minuto. Ellos jugarán a miles de kilómetros de distancia, pero la isla rugirá tanto que los canaristas les escucharán en la ciudad bañada por las aguas del río Voljov.