Análisis del Burgos 1-0 Tenerife
Los onces
El Tenerife salió al Plantió con el once esperado por la mayoría, en donde la principal novedad fue la vuelta de Elady al equipo titular para formar dupla atacante con Enric Gallego. En cuanto al centro del campo, fue Pablo Larrea el encargado de sustituir al sancionado Aitor Sanz y Andrés se mantuvo en banda derecha por segunda semana consecutiva. Por lo demás, en cuanto a la línea defensiva, el eje de la zaga volvió a ser el mismo de los últimos encuentros, Mellot volvió al lateral derecho y Pomares fue el que ocupó el lateral izquierdo.
En cuanto al Burgos, Julián Calero salió un esquema bastante móvil, en donde variaba constantemente entre el 4-3-3 y el 4-2-3-1 con un trivote formado por Andy, Muño y Elgezabal, siendo este último el pivote que en muchas ocasiones se incrustaba entre centrales. La principal novedad fue en la punta de ataque, en donde fue el ex blanquiazul Malbasic el jugador más adelantado del equipo burgalés. Respecto al resto del frente de ataque, la movilidad de jugadores como Juanma y Valcarce fueron claves para descolocar a la defensa blanquiazul.
La banda izquierda como única arma
El comienzo del partido del equipo blanquiazul no fue nada negativo dado que fue consciente desde el primer momento de que su ataque se debía basar por su banda izquierda de la mano de un Bermejo que entendió a la perfección el cuándo y dónde recibir para descolocar por completo a la defensa y centro del campo del Burgos. De esto se aprovechaba Pomares, quien comenzó a aprovechar dichos espacios para aportarle profundidad al equipo para posteriormente buscar envíos laterales al área desde zonas más cercanas a la línea de fondo.
A diferencia de otros partidos en donde el Tenerife tiende a basar una mayor parte de su juego por el perfil derecho, dándole mucha importancia a los cambios de orientación en fase de creación con el fin de encontrar liberado a Jérémy Mellot, esta vez no pudo ser así ya que ni tanto José León tuvo el tiempo/espacio que suele tener para buscar estos envíos como el lateral francés se sintió cómodo a la hora de recibir esos balones gracias a la gran vigilancia defensiva de Matos, lateral derecho del Burgos. Fue a partir de este duelo entre Mellot y Matos donde el equipo burgalés fue creciendo cada vez más en el encuentro, ya que el conjunto blanquiazul no pudo girar a la defensa rival como viene siendo habitual en los otros partidos con el fin de encontrar el lado débil, por lo que basaron únicamente su ataque por el sector izquierdo, lo que reduzco notablemente las opciones de sorpresa por parte del equipo dirigido por Luis Miguel Ramis.
Durante la primera parte el Club Deportivo Tenerife tan solo fue capaz de generar peligro al equipo local a través de transiciones rápidas de la mano de conducciones de Andrés Martín por el sector derecho, las cuales solían acabar en el otro sector buscando así el 1 vs 1 de Bermejo ante el lateral rival. Por lo demás el conjunto blanquiazul apenas pudo generar desde lo posicional, en gran parte por el espectacular trabajo defensivo del Burgos, sobre todo de ese triángulo formado por Mumo, Andy y Elgezabal en la medular, el cual anuló por completo la fase de creación del Tenerife e impidió que el equipo de Ramis llegara con peligro a la zona de tres cuartos.
Sin centro del campo
Ante la baja de Aitor Sanz, Pablo Larrea volvía a la titularidad para formar pareja junto a Alexandre Corredera, manteniendo Ramis así a esos dos perfiles diferentes que tanto le gusta y le sirven en su modelo de juego. Durante la primera parte el encargado de incrustarse entre centrales fue Alexandre, alternando como viene siendo habitual el sector izquierdo con el central con el fin de darle una salida más limpia al balón e incluso para buscar llegar de una manera más rápida a la zona de ataque mediante balones más diagonales. A pesar de que la presión del Burgos en salida no era asfixiante y solo presionaban con un punta, el conjunto blanquiazul siguió optando por esa línea de tres, la cual apenas pudo encontrar en posiciones favorables a Larrea, quien ocupaba un escalón superior.
Tras el descanso fue Pablo Larrea el que se encargó de incrustarse entre centrales, cediéndole un mayor peso en la creación del juego y por lo tanto Alexandre ocupó la siguiente altura con el objetivo de que este sí que fuera encontrado para dar una mayor fluidez al juego blanquiazul, el cual apenas pasaba por la zona central. Esta variación no solo no mejoró al Tenerife, sino que le hizo mucho más espeso con balón, abusando en exceso de la circulación entre centrales y formando la línea de tres en muchas ocasiones en donde no era para nada necesario dado que los centrales en campo contrario ya se encontraban en superioridad ante el delantero. Además a esto hay que sumarle que Pomares no tuvo esa libertad para incorporarse al ataque dado que el Burgos ajustó la defensa por ese sector y lo que era la única arma en la primera parte, no lo pudo ser en la segunda, por lo que el conjunto blanquiazul se quedó sin vías de ataque.
Con la entrada de Michel por Alexandre, Ramis siguió manteniendo esos dos perfiles en la medular, uno más de consistencia (Larrea) y otro más creativo (Michel). La entrada del ex del Valladolid hizo que fuera él el encargado de incrustarse entre los centrales pero no estuvo nada acertado en esa fase de iniciación, siendo incapaz de filtrar pases que conectaran con la siguiente línea. Donde se le vio más cómodo fue en la zona de tres cuartos, en donde sí que encontró esa vía para intentar conectar con los delanteros, pero siempre mediante juego aéreo, donde los centrales burgaleses siempre se impusieron a los delanteros blanquiazules.
Dominio sin control
Nuevamente el Club Deportivo Tenerife perdió un partido en el que ganó la posesión, y es que el conjunto visitante mostró el otro día que no por tener más tiempo el balón se tiene más controlado el partido. La circulación del balón el otro día por parte del equipo de Ramis fue inofensiva para el Burgos, abusando en exceso de los pases horizontales y sin capacidad para encontrar a los interiores en los pasillos interiores, quienes suelen ser claves para atraer y después descargar a los laterales.
La toma de decisiones en todas las líneas en fase ofensiva no fueron las acertadas, haciendo cosas fuera del guión y que no suelen ser habituales en el conjunto blanquiazul. Una clara muestra de ello fueron los constantes balones frontales por parte de los centrales hacia los delanteros, los cuales eran muy fáciles de defender para los centrales; además faltó mucho orden en ataque posicional, lo que provocaba que muchos jugadores se pisaran entre ellos y se redujeran las líneas de pase, algo que hacía más complicado la elaboración del ataque.
Con la entrada de jugadores de ataque como Sam Shashoua o Mollejo, el técnico blanquiazul optó por darle un mayor dinamismo al juego por los pasillos interiores, pero tampoco pudo ser así dado que ni pudieron encontrarles, si estaban en verdaderas posiciones de peligro, abusando en muchos momentos de conducciones individuales en vez de avanzar mediante el pase ante una defensa tan poblada como era la del Burgos. Con el entrada del británico, Ramis modificó su esquema al 4-2-3-1, mandando así a Elady a banda izquierda pero este tampoco pudo explotar su verticalidad. El último cambio del conjunto blanquiazul fue Nahuel Leiva, quien sustituyó a Larrea, eliminando así al doble pivote como ya hizo frente a la UD Almería pero esta vez formando una línea de tres formada por José León, Michel y Sergio y no retrasando la posición de Sam, quien siguió ocupando la media punta, pero aun así el Tenerife siguió sin poder generar, haciendo cada uno la guerra por su cuenta.
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